Librepensadores

Recelo ante algunas batutas políticas y mediáticas

Librepensadores nueva.

Vicente Montejano Conejero

Existe una obesidad informativa preocupante, para un trastocado cuerpo social, que desde ha tiempo deambula desconcertado e insatisfecho por esa constante carta que a la vista desde distintos medios políticos e informaciones de prensa se le ofrece. Paparruchas, contrariedades, infamias, mentiras reiteradas sin contrastar o sin respuesta con el fin de alcanzar el símil de una verdad.

Un Parlamento inefable del que no se entiende que sus máximos allegados se aúpen desde sus escaños para de ese modo dejar de ver lo que ocurre en cada casa y familia de quienes les votaron, éstos asediados por los pilotes de un neoliberalismo depredador y excluidos de los continuos beneficios de los mercados financieros, que vienen produciendo precariedad, altos precios, bajos salarios, paro, pobreza, mendicidad y una creciente desigualdad manifiesta.

En este menú ibérico, escaso de valores proteínicos honestos, se dificulta que crezca la sensatez y de ahí las hormonas de la sinceridad queden mermadas por triglicéridos de infundios o algoritmos lodosos que soportan grados de informaciones poliinsaturadas y enjuiciamientos nocivos para la salud de una sociedad donde, además, impera una activa soledad que ahoga y obliga a sortear cualquier problema diario con visos de convertirse en sistémica.

Esa idea perversa que hay ahora de definir como transversal cualquier iniciativa por el mero hecho de recalcarla como apreciación señera o puntera (diría yo, imprecisa), junto a ese estuche de mequetrefes politicastros plenos de estultos narcisismos, de grande a excelso; egos basculantes de si me das ombligo te doy brazo, pero si me das pie te doy mi rechazo, y así un sinfín de pichotes que alardean de tener y luego de lo cual están exentos. Este me first (primero yo) como emblema hace palidecer a una sociedad ya de por sí vejada por las desigualdades que sufre y lo que conduce irrevocablemente a una soledad sin paliativos; a veces, comienza desde épocas tempranas y finaliza de mayores con el desapego familiar y, por tanto, muchos de los cuales abandonados en su suerte en residencias donde mueren solos.

De todo lo indicado, tomen nota ciertos medios de prensa y grupos políticos que sin coincidir o concediendo dan pie a que se pida que éstos dejen la batuta y que la música entone the sound of silence.

Recordando a Gustave Flaubert, “el futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente” o aquella reflexión cercana a la semántica que nos invade, “el lenguaje humano es como una olla vieja sobre la cual marcamos toscos ritmos para que bailen los osos, mientras al mismo tiempo deseamos hacer una música que derrita las estrellas”.

No obstante, las estrellas siguen brillando mientras con estos lapsus nuestro universo humano se va apagando, yo por eso aún sin fumar llevo cerillas.

Vicente Montejano Conejero es socio de infoLibre

Más sobre este tema
stats